El Pozo Rafael es el pozo vertical más antiguo de la cuenca del Rubagón. Se encuentra en la parte alta de la colonia. Tienes mucha más información en este enlace.
Muchos de los servicios auxiliares de la mina precisaban de agua, por lo que junto al pozo Rafael había un depósito. Era conocido como «la piscina» y en la fiesta de Santo Domingo (4 de agosto) se colocaba una cucaña.
Cortaban un árbol de unos 8 o 10 metros, le quitaban las ramas y sujetaban la base sobre el muro del aljibe. El otro extremo quedaba sobre el agua y se untaba el tronco con aceite o manteca para que resbalara. Los mozos tenían que andar de pie sobre el tronco y llegar al extremo sin caerse para ganar un premio.
El canal subterráneo de Orbó es una de las obras de ingeniería civil más importantes del siglo XIX, además de ser algo único en nuestro país. Tienes muchas más informaión en este enlace.
Se trata de una mina de montaña, de las primeras en ser explotadas en la cuenca. Se encuentra a 12 metros por debajo del brocal del pozo Rafael y se une con la caña de este y es el nivel base de las minas de Vallejo de Orbó. De manera residual, estuvo funcionando hasta mediados del Siglo XX.
Edificada entre 1922 y 1923, Carbonera Española construyó en la plaza de San Rafael una central de transformación para abastecer de electricidad a sus minas, tras contratar el suministro facilitado por la compañía Electra de Viesgo. Para bajar el voltaje necesitó una subestación con un transformador de entrada de 92.000 a 5.000 voltios y con capacidad de 900 kva. Otros transformadores distribuían la electricidad en baja tensión.
Esperanza de Reinosa había habilitado un local para atender las necesidades médicas en el conjunto de viviendas de Casa Blanca, pero el crecimiento de la colonia hizo necesario un nuevo espacio acorde al desarrollo de la población. Por este motivo fue construido un sanatorio en la parte más alta de la colonia. El edificio, inaugurado en 1918, estaba compuesto por dos alturas y un sótano y fue equipado con los mejores medios de la época.
Al igual que el sanatorio, la farmacia también era sufragada por la caja de socorros. Los dos edificios fueron construidos a la vez y se inauguraron el mismo día. De planta cuadrada, la farmacia tenía en el piso bajo la botica, el laboratorio y una sala que era empleada como almacén. En esa altura inferior había también una vivienda, desde la cual se accedía a la altura superior, destinada en su totalidad a residencia del personal de farmacia. Hay que recordar que en aquellos años esta dependencia era atendida por un médico, un farmacéutico y un practicante.
Sobre la primitiva capilla de Esperanza de Reinosa, Carbonera Española construyó una de mayor tamaño que estaba dedicada a Santa Bárbara y que fue modificada en tres ocasiones sucesivas. De la segunda reforma se conservan los planos del proyecto, fechados el 15 de junio de 1915. Pocos años después, en 1920, ya se había proyectado una nueva ampliación que alargaría las naves laterales y concedería al conjunto su aspecto actual. La capilla cuenta con tres naves, entre las que destaca la central, de mayor tamaño y rematada con un gran ábside. Las dos naves laterales eran en principio pequeñas capillas con ábside, pero fueron ampliadas a lo largo de todo el edificio. La portada presenta un pequeño pórtico con tres arcos, al que se accede por una escalinata. El estilo de la construcción, de acuerdo a los gustos de la época, está influenciado por un historicismo que recupera la arquitectura de corrientes anteriores, por lo que vemos elementos basados en el románico y en otras tendencias pretéritas.
El cementerio de Orbó estaba demasiado distante de la colonia, por lo que la empresa decidió construir uno nuevo en el camino que va desde Vallejo hasta el citado pueblo de Orbó. Según los planos del proyecto, firmados el 19 de julio de 1917, el recinto contaría con planta cuadrada y estaría rodeado de muros en todos sus lados. En el muro norte, por la parte externa, tendría añadida una pequeña capilla. El cementerio situaría su entrada en el lado sur y se completaría con un reducido local, emplazado en la esquina este y utilizado como depósito de cadáveres con acceso desde el exterior.
Carbonera Española también reformó el edificio de tres plantas en el que Esperanza de Reinosa había asentadso en 1865 sus oficinas, situando allí el Círculo Obrero. De planta rectangular y tejado a dos aguas, este inmueble pasó a ser empleado para las actividades vinculadas al ocio de los obreros. Los planos de la reforma están fechados en Barcelona el 8 d ejulio de 1915, con el nombre de «Casa de empleados y Círculo Obrero». La planta baja tenía un gran salón con dos pequeñas columnas, mientras que las dos plantas superiores, a las que se accedía por una escalera exterior situada en la fachada oeste, pudieron ser utilizadas como vivienda por Carbonera. El edificio tenía unas dimensiones de 12 por 8,5 metros, con una altura de 8,25 metros sin contar la caída del tejado.
De este edificio de dos plantas se conservan los planos originales, elaborados en junio de 1910 y encabezados por el título «Casas de dos viviendas para empleados». En él vivió el sacerdote de la colonia, Evaristo Relloso, durante más de 50 años. Por este motivo, el inmueble es conocido en Vallejo como «la casa del cura». La construcción contaba con dos viviendas, una en la planta baja y otra en el piso superior, con escalera exterior y un bonito balcón. Este edificio muestra dos de las características de las casas de los altos empleados: una mayor superficie útil y la introducción de elementos nobles como la balconada.
A comienzos de siglo, la colonia era únicamente cubierta por una pareja de guardias del puesto de Barruelo. Sin embargo, Carbonera Española, con el deseo de mantener el orden en el asentamiento que estaba impulsando, activó sus influencias y consiguió que el Ministerio de Gobernación emitiese el 23 de octubre de 1912 una Real Orden para la creación de un cuartel en Vallejo. Mediante contrato privado, la empresa adquirió el 15 de julio de 1920 el compromiso de ceder un edificio a perpetuidad para ubicar allí el puesto. Este edificio estaba situado junto a la carretera y cerraba el espacio de la colonia por su parte sur. Rematado en su exterior a modo de fortificación, era una construcción de planta rectangular con un patio en forma de L en el que estaba situada la única entrada al recinto. La casa cuartel contaba con dos pisos, ocupando la planta baja un vestíbulo, la sala de armas, el despacho de la comandancia y dos viviendas. La altura superior, por su parte, estaba formada por tres viviendas y una bonita galería. En el patio antes citado, un pozo aseguraba el abastecimiento de agua.
A partir de unos planos elaborados en 1910, Carbonera Española edificó en la zona alta de la colonia, al lado de la carretera, el primer local construido en la provincia de Palencia para la proyección de películas cinematográficas. La sala comenzó su actividad en el verano de 1912, mostrando obras de cine mudo que eran acompañadas con la música de un piano. El recinto podía albergar hasta 400 personas y en él se mostraban «películas de actualidad», además de acoger en algunas ocasiones «representaciones por cómicos de oficio» y obras teatrales protagonizadas por los propios obreros de la empresa.
Los planos del edificio original no han podido ser localizados, aunque una postal de 1920 muestra que el cine era de una sala rectangular con un tejado a dos agua. Un habitáculo añadido en la fachada cercana a la carretea albergaba la cabina donde fue situado el proyector. En esa misma fachada, dos puertas permitían el acceso al interior. Según un plano hecho a mano hallado en un cuadernillo que describe los edificios de la colonia, la sala original fue modificada mediante la ampliación de la cabina y la eliminación de los accesos a la fachada este, que fueron sustituidos por dos puertas colocadas en el lado sur. Por una se accedía al patio de butacas y por otra al escenario.
A pocos metros de sus oficinas, Esperanza de Reinosa levantó un almacén que fue conocido como «El Portalón». Carbonera Española amplió ese edificio y le dotó de dos alturas y de dos puertas en el lado este. En su fachada sur, unas escaleras exteriores daban acceso a otra puerta comunicada con el primer piso, altura decorada con seis ventanas.
Carbonera Española construyó en 1912, en la plaza de Santa bárbara, un edificio donde fueron situadas las escuelas de la colonia. Del cuerpo central salían dos naves en las que estaban situadas las aulas, una para niños y otra para niñas. En el piso superior había una vivienda, mientras que en la parte central de la planta baja se encontraba el gimnasio, lugar de recreo de los escolares cuando el mal tiempo les impedía salir a la calle. Este centro educativo era sufragado por la caja de socorros, pero en 1918, debido a los problemas generados por la epidemia de gripe vivida ese año, la actividad de la escuela tuvo que ser sufragada exclusivamente por la empresa.
Durante sus primeros años, las escuelas fueron atendidas por dos maestros: Marciano de la Calle y Timotea Ortega. En 1918 parece ser que llegaron a Vallejo, procedentes de Barcelona, tres hermanos maristas, Antonio, Víctor y Andrés, con la misión de asumir la educación masculina de la colonia. Las niñas, que en 1917 habían sido trasladadas a un nuevo edificio, siguieron recibiendo su formación de maestras seglares. Poco después, en 1925, llegaría a la colonia Plácido Fábrega, el hermano Bernardo, quien permaneció en la colonia hasta su traslado a Barruelo en 1930.
Este edificio, que nos muestra muchas modificaciones en su estructura exterior, continuó albergando las aulas de los alumnos más pequeños, cuando años más tarde, los maristas trasladaron a los alumnos de mayor edad al edificio de la Casa Social del Sindicato Católico.
Las escuelas construidas por Carbonera Española en la plaza Santa Bárbara en 1912 no tardaron en quedarse pequeñas, lo que motivó la edificación de nuevos centros educativos y la separación de niños y niñas. Para estas, fue levantada en 1918 una nueva escuela al lado este de la colonia, en una zona ocupada por las viviendas de los obreros. Este edificio contaba con dos naves: una de una sola planta, en la que estaban las aulas, y otra de dos plantas, con la escuela-hogar y la leñera en la planta baja y con la vivienda de la maestra en la altura superior.
Fueron las últimas casas adosadas de una planta construidas por Carbonera Española, de acuerdo a un proyecto del 22 de mayo de 1922. Situadas en la zona de Fuentiflori, entre los cuarteles de San Francisco y la plaza de Santa Bárbara. En conjunto son catorce casas para trabajadores dispuestas en forma de U. Al igual que sucedió con los cuarteles de la carretera de Barruelo, están asentadas en un terreno con un doble desnivel, por lo que tuvieron que ser construidas de forma escalonada. Asimismo, como los modelos anteriores, contaban con tres habitaciones, cocina y un pequeño espacio para el retrete.
Este edificio se construyó por los afiliados del sindicato socialista de la sección de Vallejo. En 1930, se vieron en la necesidad de tener una sede y compraron un terreno. Al salir de la mina y durante los domingos, los afiliados se reunían para levantar la casa del pueblo, donde más adelante se harían numerosos mítines. También es el lugar donde se gestaron las huelgas y donde los obreros acordaban las mejoras que se iban a pedir a la patronal.
La asociación ARPI ha rehabilitado una vivienda obrera en uno de los primeros cuarteles que levantó Carbonera Española en torno a 1910/1914. Estas primeras edificaciones se dividían en 2 plantas con una escalera exterior y una balconada por la que se accede a las viviendas del piso superior.
La adquirida se encuentra en la planta baja y el lado derecho de uno de los bloques que tenían seis viviendas, frente a otros que tenían 8. Sus medidas interiores son 10,61 por 8,40 metros y están divididos en 6 estancias, además del servicio. En ella todavía se conservan la distribución y ventanas originales, por lo que se va a recrear la vida de los mineros en tiempos pasados.
Cuando los propietarios de Esperanza de Reinosa deciden construir una colonia obrera próxima a sus minas de Orbó, deciden incluir entre las edificaciones una residencia personal. Junto a ella se construye otro edificio destinado al servicio personal. Cuando Carbonera Española compra las acciones, esta casa no entra dentro del contrato, quedando como residencia de verano de la familia de «Los Ríos», aunque tradicionalmente se ha conocido como Casa de los Oriol, pues la hija de Jovita se casó con el famoso ingeniero de minas Román Oriol.
Otro edificio para empleados estaba situado junto a la carretera, encima de las oficinas y frente al Portalón. Fue populamente conocido como «la casa del médico», ya que allí vivieron al menos tres de los doctores de la colonia: Luis Ortiz, Joaquín Brita-Paja y un tercero llamado Julio. El edificio contaba con una segunda vivienda en la que acabó residiendo la maestra Virginia Calvo. Construcción de gran tamaño, contaba con dos plantas y un balcón desde el que se divisa la carretera general.
Otro de los grandes accionistas de Esperanza de Reinosa construyó también su mansión en la colonia. Este edificio se conocía con el nombre de su mujer, Elena González, pero como en la venta de las acciones a Carbonera Española este edificio sí pasó a la nueva empresa, se conoce como casa de Dirección.
Sufragada también por la Caja de Socorros y como complemento a las medidas de carácter sanitario emprendidas por la empresa, fue construida una vaquería. Estaba situada en la zona de Fuentiflori y su leche era destinada a los enfermos. La producción sobrante se vendía a precios económicos al resto de la población. El edificio empleado para este fin era rectangular y constaba de dos plantas. En la inferior estaba la cuadra donde eran estabulados los animales y una dependencia empleada como punto de venta, mientras que en la altura superior se encontraba el pajar, al que se accedía por una escalera exterior.
El único espacio urbanizado antes de la construcción de la primera colonia de Esperanza de Reinosa era la denominada finca del señor Zabaleta, empleada como fonda privada. por ese motivo, este edificio era el único de la población que no pertenecía a la empresa minera. Sin embargo, Carbonera Española adquirió también este inmueble al llegar a Vallejo y, sin realizar demasiadas modificaciones, lo convirtió en vivienda para sus obreros. Era un edificio de dos plantas, con patio buhardilla y, debido a su función original, tenía además dependencias destinadas a cuadra, bodega y pajar. Hasta once familias llegaron a vivir en este edificio.
En la parte baja de la colonia, al lado derecho de la carretera y no muy lejos de su fábrica de briquetas y de los hornos de cok, Esperanza de Reinosa construyó una cuadra en un edificio de dos alturas y planta rectangular. Tras comprar las minas, Carbonera Española lo remodeló, destinando la parte sur a garaje y la central a cuadra, con un pajar en la altura superior. En la parte norte, reacondicionada para hacer posible su habitabilidad, fueron construidas tres viviendas.
La calcinación de la roca caliza para formar cal ha sido fundamental en la vida de las zonas rurales. Ya sea para crear argamasa o como desinfectante agropecuario, la cal se ha utilizado desde tiempos antiguos. Se hacía una excavación en el terreno, generalmente de forma circular, rodeada por un muro de piedra. Se construía una bóveda con grandes losas, sobre la que se colocaba la cal viva que se cubría con tierra. En el hueco que queda bajo la bóveda, se hacía fuego con grande cantidades de leña y que había que alimentar durante entre una y dos semanas. Si se mantenía una temperatura de unos 900º C durante todo este tiempo, el calor llegaba a las partes internas de la pila de cal calcinando todo perfectamente y obteniendo cal viva.